- Los nombres de los periodos históricos en que se dividen tanto la prehistoria como la historia, en mayúscula: el Neolítico, la Edad de Piedra, la Antigüedad, el Medievo, la Baja Edad Media, la Edad de los Metales, la Antigüedad, Antigua Grecia, la Edad Media, la Hégira, el Cisma de Occidente, la Contrarreforma, el Renacimiento, Antiguo Régimen.
- Pero no los grandes periodos llamados prehistoria o historia. Tampoco el adjetivo si va detrás: Edad Media tardía, Grecia antigua, Paleolítico superior, pero sí si va delante Baja Edad Media.
- Los nombres de las divisiones geológicas y paleontológicas, pero no los adjetivos que los acompañan: el Precámbrico, el Mioceno, el Jurásico superior.
- Pero no si el periodo se designa mediante un sustantivo genérico (era, periodo) seguido de un adjetivo, escriben con minúscula ambos componentes: la era cenozoica, el periodo carbonífero.
- Acontecimientos históricos relevantes que también pueden considerarse un periodo en mayúscula, el Renacimiento, la Semana Trágica, la Gran Depresión, la Transición, etc.
- Pero no los acontecimientos históricos puntuales, en ese caso se siguen el resto de reglas: el descubrimiento de América, la caída del Imperio romano, el motín de Esquilache, el desembarco de Normandía, la conferencia de Yalta, la batalla de San Quintín.
- Los términos Imperio o Revolución, se escriben en mayúscula, también el sustantivo o adjetivo que les acompañe "Revolución de los Claveles, Revolución Industrial, Revolución de Octubre"
- Pero no la nacionalidad, Revolución Cultural china, Imperio romano, Imperio otomano, Revolución francesa,
- La palabra guerra / guerra civil se escriben en minúscula, menos Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial, pero la siguiente, la parte especifica, en mayúscula, la guerra de la Independencia, la guerra del Opio, la guerra de los Cien Años.
- Pero no la nacionalidad, por eso guerra civil española, pero Guerra Civil si se refiere a la guerra civil española como guerra civil por antonomasia
- En mayúscula los nombres que designan familias o dinastías: los Austrias, los Borbones.
- Pero no las dinastías que se designan mediante un patronímico o fundador de la dinastía: los nazaríes (de Názar), un rey sasánida (de Sasán)
- Pero no cuando se utilizan como adjetivos: los reyes borbones, los califas omeyas
- Pero no las palabras dinastía, califato, clan, que van en minúscula. el califato omeya. la dinastía abasí, etc.
- Los nombres propios de deidades y seres religioso, mitológicos o de fábula: Alá, Jehová, Odín, Júpiter, Dios (refiriéndose al bíblico) el Espíritu Santo.
- Pero no los sustantivos comunes que distinguen las distintas clases de estos seres: dioses, una sirena, las musas, las ninfas.
- La primera palabra de los nombres latinos de especies y subespecies animales y plantas usados en la nomenclatura científica. Se escriben, además, en cursiva: Homo sapiens,
- Los apodos, alias, sobrenombres y seudónimos, pero no los artículos que los acompañen: Ernesto «Che» Guevara; el Greco; la Dama de Hierro, Isabel la Católica.
- Los nombres de los libros sagrados y sus designaciones antonomásticas: la Biblia, el Corán, el Avesta, el Talmud, la(s) Sagrada(s) Escritura(s). También los nombres de los libros de la Biblia: Génesis, Levítico, Libro de los Reyes, Hechos de los Apóstoles
- La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.); el resto de las palabras que lo componen, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: Últimas tardes con Teresa, La vida es sueño, La lección de anatomía, El galo moribundo, Las cuatro estaciones, Las mañanas de la radio, Informe semanal. En el caso de los títulos abreviados con que se conocen comúnmente determinados textos literarios, el artículo que los acompaña debe escribirse con minúscula: el Quijote, el Lazarillo, la Celestina.
El Diccionario de la lengua española es la obra lexicográfica académica por excelencia.
El diccionario académico tiene desde 2001 una versión de consulta electrónica gratuita. La versión en línea de la 23.ª edición, disponible desde el 21 de octubre de 2015 gracias al apoyo de Obra Social "la Caixa", amplía las posibilidades de búsqueda y permite la navegación dentro del Diccionario.
El repertorio empieza en 1780, con la aparición —en un solo tomo para facilitar su consulta— de una nueva versión, ya sin citas de autores, del primer diccionario de la institución, el llamado Diccionario de autoridades (1726-1739). El de 1780 fue, por tanto, el precedente de la serie de diccionarios usuales que llega hasta hoy.
Desde entonces, se han publicado veintitrés ediciones de la obra, convertida, a través del tiempo, en el diccionario de referencia y consulta del español. La más reciente, la 23.ª, ha salido de imprenta en octubre de 2014.
El Diccionario de la lengua española es el resultado de la colaboración de todas las academias, cuyo propósito es recoger el léxico general utilizado en España y en los países hispánicos. Se dirige, fundamentalmente, a hablantes cuya lengua materna es el español, quienes encontrarán en él recursos suficientes para descifrar textos escritos y orales.
El 17 de octubre de 2014 la Academia hizo entrega del primer ejemplar de la vigesimotercera edición al rey de España Felipe VI, en un acto institucional celebrado en el salón de actos de la RAE con la presencia de los directores de las academias americanas.